ARTICULO de la Revista Digital http://www.efdeportes.com/ Año 12 - N° 113 - Octubre de 2007
Introducción
1. El problema: la falta de tiempo
Desde la reforma educativa de 1990, por las salas de profesores de los institutos de Educación Secundaria Obligatoria de España, hay una serie de comentarios y opiniones que se han venido repitiendo hasta convertirse en verdades incuestionables, que incluso han atravesado las paredes del centro y llegado a la sociedad: "los alumnos de ahora no se esfuerzan", "el nivel de exigencia ha bajado excesivamente", etc…
Una de las más escuchadas entre los profesores de Educación Física es la de:
2. Las causas
Siedentop (1998: 60) resume en un breve párrafo aquellas causas que reducen el tiempo de actividad:
El término organizar se refiere al comportamiento verbal y no verbal del profesor que se emite con propósitos de organización, cambio de actividades, instrucciones en cuanto al equipo y/o formaciones, la buena marcha de las rutinas del aula, así como otras actividades no ligadas al aprendizaje, tales como recoger justificantes de exención o pasar lista. Las transiciones son períodos de organización que, durante una lección, sirven para desplazar a los alumnos a las actividades de aprendizaje. La investigación demuestra que del 15 al 35 por ciento del tiempo de la lección se dedica a la organización (Luke, 1989; McKleish, 1985), con una media del 25 por ciento para las clases de primaria y del 22 por ciento para las de secundaria. ¡Son cifras sorprendentes! Los profesores organizan los inicios y finales de lección, las transiciones entre las actividades, los desplazamientos de equipo, etc. Es importante notar que estos períodos de organización son momentos en que los alumnos no pueden aprender las tareas.
Por lo tanto, se pueden identificar y agrupar en cinco tipos aquellas razones por las que el tiempo de práctica se reduce:
Resulta imposible abordar las infinitas características estructurales de todos los centros educativos, por lo tanto, para el estudio se partirá de una situación tipo siguiendo las exigencias legales que marca el Real Decreto 1004/91, de 14 de Junio, por el que se establecen los requisitos mínimos de los centros que impartan enseñanzas de régimen general no universitarias, y que a pesar de haber sido derogado por la LOCE y ahora LOE, no ha sido modificado. El título IV de este RD está dedicado a los centros de secundaria (en los que se puede impartir ESO, Bach y FP) e indica que deberán contar al menos con las siguientes instalaciones (sólo menciono las dedicadas a nuestra área):
Un patio de recreo de la menos 3m2 por puesto escolar y que, como mínimo tendrá una superficie de 44x22, susceptible de ser utilizado como pista polideportiva.
Un gimnasio con una superficie de 480 m2 y que incluirá vestuarios, duchas y almacén.
A continuación se plasman las causas detalladas anteriormente, y se exponen propuestas de mejora en la optimización del tiempo de práctica una por una.
3.1. El espacio
La distancia aula-gimnasio: en todos los institutos el gimnasio en el que desarrollamos las clases está más o menos lejos de las aulas, pero casi siempre apartado, lo cual provoca un retraso en la llegada de los alumnos. Para reducir este retraso se proponen tres soluciones: que el centro establezca 5 minutos de descanso entre las clases para que los alumnos lleguen a tiempo; que el tiempo de transición se comparta con la clase anterior (saliendo 2-3 minutos antes); establecer una hora determinada a la cual los alumnos deberán estar en disposición de escuchar la primera explicación del profesor, siendo penalizado el retraso.
La distribución de los alumnos por el espacio en las tareas: cuando la actividad motriz haya empezado, se propone planificar secuencias de tareas en las que el desplazamiento de una a otra sea el más corto posible, así como la utilización de un mismo espacio para diferentes tareas.
3.2. Los materiales
La ubicación del cuarto de materiales: en el RD 1004/91 se vio que el cuarto de material debe estar ubicado a pie de pista, esto no siempre es así. En cualquiera de los casos, se propone que el profesor aproveche el tiempo de transición aula-gimnasio para situar el material necesario cerca del lugar de encuentro con los alumnos, en disposición de ser entregado instantáneamente.
El reparto de materiales: una vez dadas las explicaciones iniciales, deberíamos empezar las clases con un breve calentamiento que no supere nunca los diez minutos, y que se dividirá en activación cardiorrespiratoria, estiramientos y un juego global relacionado con la actividad motriz de la parte principal de la clase. Durante el calentamiento podemos ganar tiempo de dos maneras: entregando los materiales mientras realizan los estiramientos, y con el juego global que también servirá para conseguir los objetivos que nos hayamos propuesto en esa sesión.
La recogida de materiales: se propone la formación de grupos de material a principio de curso para recoger el material y guardarlo en el cuarto de materiales. Esto se propone que se realice una vez finalizada la actividad motriz mientras se realizan ejercicios de vuelta a la calma con el resto de la clase.
3.3. La falta de educación deportiva
Cuando se habla de falta de educación deportiva, me refiero a:
Dificultades en realizar los agrupamientos: a los alumnos/as les cuesta decidirse por compañeros/as, escogiendo siempre a aquellos con los que mejor se llevan, y acarreando continuos retrasos.
Dificultades en la comprensión de los objetivos de los ejercicios: hacer 10 pases, llegar a un sitio el primero, etc.
Dificultades en la comprensión de la dinámica de los ejercicios: rotaciones, temporalización, etc.
Dificultades en el uso del material.
Dificultades para seguir la dinámica de clase.
Al igual que debemos adaptar la dificultad de los ejercicios a su nivel de competencia motriz, considero que debemos adaptar la dinámica de las clases a este bajo nivel de educación deportiva, y para ello se proponen las siguientes medidas:
La explicación: debe ser corta, clara y concisa, con todos los alumnos/as en silencio. Definir claramente cual es el objetivo de la tarea, y una vez colocados los alumnos/as en sus posiciones explicarles como serán las rotaciones. Hay que tener especial cuidado a la hora de decirles como se tendrán que agrupar, pues si lo decimos antes de explicar el objetivo y desarrollo de la tarea no le prestarán atención, sino que estarán pensando en "¿Con quién me voy a poner?".
Agrupamientos: para solucionar este problema se recoge la propuesta de Ángel Pérez Pueyo para la realización de agrupamientos rápidos y heterogéneos. Propone darle un número a cada alumno, por ejemplo 1, 2, 3 y 4, si queremos hacer 4 grupos, y decirles que se junten, siguiendo el ejemplo, los 1, los 2, los 3 y los 4.
Por otro lado, una buena manera de ahorrar tiempo es que los agrupamientos no se necesite modificarlos en toda la clase, es decir, si hicimos 4 grupos que todos los ejercicios se hagan en 4 grupos, perdiendo solo tiempo una vez en toda la clase en hacer grupos.
Número de ejercicios por sesión: recogiendo una opinión generalizada, será mejor plantear pocas tareas en cada clase, para así perder poco tiempo en transiciones de una a otra. Además, esto no deja de ser una adaptación a la general poca competencia motriz de los alumnos, pues, al alargar la tarea más tiempo, aumentaremos las posibilidades de que al final de la misma la dominen.
Variantes sobre los ejercicios: siguiendo la idea del punto anterior, sobre esas pocas actividades será sobre las que introduciremos variantes, para que el número de experiencias motrices que vivan los alumnos no decaiga. Un mismo ejercicio, con buenas variantes, puede obligar a cambiar las ejecuciones técnicas y exigencias cognitivas de forma significativa.
Repetición de ejercicios en diferentes clases: explicar un ejercicio nuevo siempre lleva más tiempo que repetir uno que los alumnos/as ya han realizado con anterioridad. Por ejemplo, el primer día que les explicamos el juego de los 10 pases perderemos varios minutos; al cabo de unos días repitiéndolo llegará un momento en el que con decirles "vamos a jugar a los 10 pases", será suficiente y el ahorro de tiempo será muy importante. Además, sin caer en el aburrimiento, cuando empiecen a dominarlo también mejoraran su competencia motriz, y aumentará su motivación hacia la actividad física gracias al disfrute por el dominio.
El uso de rutinas: Siedentop (1998: 118) dice que "las rutinas deberían desarrollarse para todos los aspectos del comportamiento que intervienen regularmente y que pueden desviar o retrasar la marcha de una lección", y define las rutinas como "las maneras precisas de cumplir ciertas tareas durante una lección". Es decir, establecer rutinas será un proceso de identificación de situaciones comunes a todas las clases y creación de señales que permitan al alumno/a saber qué tiene que hacer de forma instantánea es esas situaciones. Siedentop (1998: 118 y 119) expone algunas rutinas y su descripción:
Entrada: saber qué hacer cuando se entra al gimnasio.
Iniciar: un procedimiento para comenzar a practicar rápidamente una actividad tras la señal.
Acabar: un procedimiento preciso para acabar una lección.
Despedida: un procedimiento para volver a clase.
Anticipación en la sesión anterior: una breve explicación en el momento de calma, mientras realizamos estiramientos o ejercicios respiratorios, de lo que vamos a realizar en la sesión posterior, puede ser un medio eficaz de ahorro de tiempo en explicaciones.
3.4. Las medidas disciplinarias
La dispersión en las tareas debida a actuaciones indisciplinadas de los alumnos/as, son quizás el mayor de los problemas que reducen el tiempo de práctica. Para reducir las pérdidas de tiempo en estos casos se propone:
Firmeza en las decisiones.
Aplazamiento para el momento de calma de posibles discusiones acerca de lo ocurrido.
Distribución preventiva de los alumnos conflictivos en zonas centrales del gimnasio.
Información clara y concisa a principio de curso de cómo van a ser evaluadas las actitudes y de cuales son las actitudes negativas.
3.5. Otras actividades no ligadas al aprendizaje
Lista: para que el tiempo de pasar lista sea el menor posible, lo más recomendable es tener un conocimiento profundo de los alumnos que forman cada grupo, y poder detectar las ausencias con un simple golpe de vista y la colaboración de los compañeros que generalmente nos dirán quienes faltan.
Por su parte, Siedentop (1998: 123) recomienda el uso de una hoja donde los alumnos escriban su nombre al llegar a clase, dice además que se demuestra como un medio eficaz para reducir el ausentismo.
Conclusión
Casi todos estamos de acuerdo en que las clases se hacen cortas. Hasta ahora hemos visto como podemos conseguir que esos minutos de oro sean más densos motrizmente. Estos son algunos ejemplos que nos encontramos día a día, y que dependiendo del centro donde impartamos clase variarán, no aparecerán o aparecerán otros nuevos.
Se deja para el final decir que la correcta planificación de las clases, será algo fundamental sobre la que aplicar las medidas propuestas en el artículo, sin olvidar que afrontar la clase de cada día con ilusión y esfuerzo quizás sea la más importante de las medidas.
Bibliografía
PÉREZ PUEYO, A. (2005): Tesis Doctoral: Estudio del planteamiento actitudinal del área de Educación Física de la Educación Secundaria Obligatoria en la LOGSE: Una propuesta didáctica centrada en una metodología basada en actitudes. Universidad de León. Servicio de Publicaciones. León.
Real Decreto 1004/91, de 14 de junio (BOE nº 152 de 26 de junio), por el que se establecen los requisitos mínimos de los Centros que impartan enseñanzas de Régimen General no universitarias.
SIEDENTOP, DARYL (1998) "Aprender a enseñar al Educación Física". Inde Publicaciones. Barcelona.
1. El problema: la falta de tiempo
Desde la reforma educativa de 1990, por las salas de profesores de los institutos de Educación Secundaria Obligatoria de España, hay una serie de comentarios y opiniones que se han venido repitiendo hasta convertirse en verdades incuestionables, que incluso han atravesado las paredes del centro y llegado a la sociedad: "los alumnos de ahora no se esfuerzan", "el nivel de exigencia ha bajado excesivamente", etc…
Una de las más escuchadas entre los profesores de Educación Física es la de:
"¡en cincuenta minutos no da tiempo a nada!".Y no deja de ser verdad. Las características especiales de nuestra asignatura, obliga al profesor a realizar un esfuerzo extra en la difícil labor de organizar la clase y aprovechar al máximo el tiempo.
2. Las causas
Siedentop (1998: 60) resume en un breve párrafo aquellas causas que reducen el tiempo de actividad:
El término organizar se refiere al comportamiento verbal y no verbal del profesor que se emite con propósitos de organización, cambio de actividades, instrucciones en cuanto al equipo y/o formaciones, la buena marcha de las rutinas del aula, así como otras actividades no ligadas al aprendizaje, tales como recoger justificantes de exención o pasar lista. Las transiciones son períodos de organización que, durante una lección, sirven para desplazar a los alumnos a las actividades de aprendizaje. La investigación demuestra que del 15 al 35 por ciento del tiempo de la lección se dedica a la organización (Luke, 1989; McKleish, 1985), con una media del 25 por ciento para las clases de primaria y del 22 por ciento para las de secundaria. ¡Son cifras sorprendentes! Los profesores organizan los inicios y finales de lección, las transiciones entre las actividades, los desplazamientos de equipo, etc. Es importante notar que estos períodos de organización son momentos en que los alumnos no pueden aprender las tareas.
Por lo tanto, se pueden identificar y agrupar en cinco tipos aquellas razones por las que el tiempo de práctica se reduce:
De espacio3. La solución: las medidas
De los materiales
Por falta de educación deportiva en los
alumnos
Por las medidas disciplinarias
Por otras actividades no ligadas
al aprendizaje
Resulta imposible abordar las infinitas características estructurales de todos los centros educativos, por lo tanto, para el estudio se partirá de una situación tipo siguiendo las exigencias legales que marca el Real Decreto 1004/91, de 14 de Junio, por el que se establecen los requisitos mínimos de los centros que impartan enseñanzas de régimen general no universitarias, y que a pesar de haber sido derogado por la LOCE y ahora LOE, no ha sido modificado. El título IV de este RD está dedicado a los centros de secundaria (en los que se puede impartir ESO, Bach y FP) e indica que deberán contar al menos con las siguientes instalaciones (sólo menciono las dedicadas a nuestra área):
Un patio de recreo de la menos 3m2 por puesto escolar y que, como mínimo tendrá una superficie de 44x22, susceptible de ser utilizado como pista polideportiva.
Un gimnasio con una superficie de 480 m2 y que incluirá vestuarios, duchas y almacén.
A continuación se plasman las causas detalladas anteriormente, y se exponen propuestas de mejora en la optimización del tiempo de práctica una por una.
3.1. El espacio
La distancia aula-gimnasio: en todos los institutos el gimnasio en el que desarrollamos las clases está más o menos lejos de las aulas, pero casi siempre apartado, lo cual provoca un retraso en la llegada de los alumnos. Para reducir este retraso se proponen tres soluciones: que el centro establezca 5 minutos de descanso entre las clases para que los alumnos lleguen a tiempo; que el tiempo de transición se comparta con la clase anterior (saliendo 2-3 minutos antes); establecer una hora determinada a la cual los alumnos deberán estar en disposición de escuchar la primera explicación del profesor, siendo penalizado el retraso.
La distribución de los alumnos por el espacio en las tareas: cuando la actividad motriz haya empezado, se propone planificar secuencias de tareas en las que el desplazamiento de una a otra sea el más corto posible, así como la utilización de un mismo espacio para diferentes tareas.
3.2. Los materiales
La ubicación del cuarto de materiales: en el RD 1004/91 se vio que el cuarto de material debe estar ubicado a pie de pista, esto no siempre es así. En cualquiera de los casos, se propone que el profesor aproveche el tiempo de transición aula-gimnasio para situar el material necesario cerca del lugar de encuentro con los alumnos, en disposición de ser entregado instantáneamente.
El reparto de materiales: una vez dadas las explicaciones iniciales, deberíamos empezar las clases con un breve calentamiento que no supere nunca los diez minutos, y que se dividirá en activación cardiorrespiratoria, estiramientos y un juego global relacionado con la actividad motriz de la parte principal de la clase. Durante el calentamiento podemos ganar tiempo de dos maneras: entregando los materiales mientras realizan los estiramientos, y con el juego global que también servirá para conseguir los objetivos que nos hayamos propuesto en esa sesión.
La recogida de materiales: se propone la formación de grupos de material a principio de curso para recoger el material y guardarlo en el cuarto de materiales. Esto se propone que se realice una vez finalizada la actividad motriz mientras se realizan ejercicios de vuelta a la calma con el resto de la clase.
3.3. La falta de educación deportiva
Cuando se habla de falta de educación deportiva, me refiero a:
Dificultades en realizar los agrupamientos: a los alumnos/as les cuesta decidirse por compañeros/as, escogiendo siempre a aquellos con los que mejor se llevan, y acarreando continuos retrasos.
Dificultades en la comprensión de los objetivos de los ejercicios: hacer 10 pases, llegar a un sitio el primero, etc.
Dificultades en la comprensión de la dinámica de los ejercicios: rotaciones, temporalización, etc.
Dificultades en el uso del material.
Dificultades para seguir la dinámica de clase.
Al igual que debemos adaptar la dificultad de los ejercicios a su nivel de competencia motriz, considero que debemos adaptar la dinámica de las clases a este bajo nivel de educación deportiva, y para ello se proponen las siguientes medidas:
La explicación: debe ser corta, clara y concisa, con todos los alumnos/as en silencio. Definir claramente cual es el objetivo de la tarea, y una vez colocados los alumnos/as en sus posiciones explicarles como serán las rotaciones. Hay que tener especial cuidado a la hora de decirles como se tendrán que agrupar, pues si lo decimos antes de explicar el objetivo y desarrollo de la tarea no le prestarán atención, sino que estarán pensando en "¿Con quién me voy a poner?".
Agrupamientos: para solucionar este problema se recoge la propuesta de Ángel Pérez Pueyo para la realización de agrupamientos rápidos y heterogéneos. Propone darle un número a cada alumno, por ejemplo 1, 2, 3 y 4, si queremos hacer 4 grupos, y decirles que se junten, siguiendo el ejemplo, los 1, los 2, los 3 y los 4.
Por otro lado, una buena manera de ahorrar tiempo es que los agrupamientos no se necesite modificarlos en toda la clase, es decir, si hicimos 4 grupos que todos los ejercicios se hagan en 4 grupos, perdiendo solo tiempo una vez en toda la clase en hacer grupos.
Número de ejercicios por sesión: recogiendo una opinión generalizada, será mejor plantear pocas tareas en cada clase, para así perder poco tiempo en transiciones de una a otra. Además, esto no deja de ser una adaptación a la general poca competencia motriz de los alumnos, pues, al alargar la tarea más tiempo, aumentaremos las posibilidades de que al final de la misma la dominen.
Variantes sobre los ejercicios: siguiendo la idea del punto anterior, sobre esas pocas actividades será sobre las que introduciremos variantes, para que el número de experiencias motrices que vivan los alumnos no decaiga. Un mismo ejercicio, con buenas variantes, puede obligar a cambiar las ejecuciones técnicas y exigencias cognitivas de forma significativa.
Repetición de ejercicios en diferentes clases: explicar un ejercicio nuevo siempre lleva más tiempo que repetir uno que los alumnos/as ya han realizado con anterioridad. Por ejemplo, el primer día que les explicamos el juego de los 10 pases perderemos varios minutos; al cabo de unos días repitiéndolo llegará un momento en el que con decirles "vamos a jugar a los 10 pases", será suficiente y el ahorro de tiempo será muy importante. Además, sin caer en el aburrimiento, cuando empiecen a dominarlo también mejoraran su competencia motriz, y aumentará su motivación hacia la actividad física gracias al disfrute por el dominio.
El uso de rutinas: Siedentop (1998: 118) dice que "las rutinas deberían desarrollarse para todos los aspectos del comportamiento que intervienen regularmente y que pueden desviar o retrasar la marcha de una lección", y define las rutinas como "las maneras precisas de cumplir ciertas tareas durante una lección". Es decir, establecer rutinas será un proceso de identificación de situaciones comunes a todas las clases y creación de señales que permitan al alumno/a saber qué tiene que hacer de forma instantánea es esas situaciones. Siedentop (1998: 118 y 119) expone algunas rutinas y su descripción:
Entrada: saber qué hacer cuando se entra al gimnasio.
Iniciar: un procedimiento para comenzar a practicar rápidamente una actividad tras la señal.
Acabar: un procedimiento preciso para acabar una lección.
Despedida: un procedimiento para volver a clase.
Anticipación en la sesión anterior: una breve explicación en el momento de calma, mientras realizamos estiramientos o ejercicios respiratorios, de lo que vamos a realizar en la sesión posterior, puede ser un medio eficaz de ahorro de tiempo en explicaciones.
3.4. Las medidas disciplinarias
La dispersión en las tareas debida a actuaciones indisciplinadas de los alumnos/as, son quizás el mayor de los problemas que reducen el tiempo de práctica. Para reducir las pérdidas de tiempo en estos casos se propone:
Firmeza en las decisiones.
Aplazamiento para el momento de calma de posibles discusiones acerca de lo ocurrido.
Distribución preventiva de los alumnos conflictivos en zonas centrales del gimnasio.
Información clara y concisa a principio de curso de cómo van a ser evaluadas las actitudes y de cuales son las actitudes negativas.
3.5. Otras actividades no ligadas al aprendizaje
Lista: para que el tiempo de pasar lista sea el menor posible, lo más recomendable es tener un conocimiento profundo de los alumnos que forman cada grupo, y poder detectar las ausencias con un simple golpe de vista y la colaboración de los compañeros que generalmente nos dirán quienes faltan.
Por su parte, Siedentop (1998: 123) recomienda el uso de una hoja donde los alumnos escriban su nombre al llegar a clase, dice además que se demuestra como un medio eficaz para reducir el ausentismo.
Conclusión
Casi todos estamos de acuerdo en que las clases se hacen cortas. Hasta ahora hemos visto como podemos conseguir que esos minutos de oro sean más densos motrizmente. Estos son algunos ejemplos que nos encontramos día a día, y que dependiendo del centro donde impartamos clase variarán, no aparecerán o aparecerán otros nuevos.
Se deja para el final decir que la correcta planificación de las clases, será algo fundamental sobre la que aplicar las medidas propuestas en el artículo, sin olvidar que afrontar la clase de cada día con ilusión y esfuerzo quizás sea la más importante de las medidas.
Bibliografía
PÉREZ PUEYO, A. (2005): Tesis Doctoral: Estudio del planteamiento actitudinal del área de Educación Física de la Educación Secundaria Obligatoria en la LOGSE: Una propuesta didáctica centrada en una metodología basada en actitudes. Universidad de León. Servicio de Publicaciones. León.
Real Decreto 1004/91, de 14 de junio (BOE nº 152 de 26 de junio), por el que se establecen los requisitos mínimos de los Centros que impartan enseñanzas de Régimen General no universitarias.
SIEDENTOP, DARYL (1998) "Aprender a enseñar al Educación Física". Inde Publicaciones. Barcelona.
1 comentario:
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